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La evolución de la química de la época hizo que el mundo del perfume también diera un gran cambio
en este siglo. El imperio animaba a todos al uso de esencias aromatizadas. Josefina Bonaparte amaba
los olores fuertes como el almizcle, la civeta, vainilla y el ámbar. Su tocador estaba tan impregnado de
esos olores que incluso después de 60 años aun se podían respirar.
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Con la restauración llegó un plano olfativo con aromas más suaves, sutiles y floridos, fruto de la labor
de los perfumistas.Entre el 1700 y el 1900 nacieron grandes fábricas: Chiris (1768), Roure-Bertrand-Dupont
(1820), Robertet (1851), pero siempre se hallaba la marca Jean Marie Farina a la vista.
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Guerlain, fue un médico-químico que inauguró un almacén para la venta de polvos y perfumes personalizados,
uno de los cuales le valió el título de “proveedor de su majestad”. Así París no tardó en reconocerse como la
ciudad faro del perfume.
Fuente En 1870 se inventó el pulverizador o vaporizador gracias a Brillant-Savarin. |
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